mucho gusto.

Idas y venidas de ideas en desorden.





Un comentario se convirtió en post. Otra vez.

18 mayo 2005
La vida es demasiado larga como para pasarsela tratando de olvidar. El proceso del olvido es tan tortuoso, doloroso, cruel y autoflajelante como para dedicarle toda la vida. Se convertirá entonces -la vida- en una vida de torturas, dolor, crueldades y autoflajelaciones.

Es como cuando Manolito le decía a Mafalda que su padre prefería bofetones al contado en lugar de estar poniendo "penitencias" que son como los pagos en abonos. Olvidar es como sacarse una espinilla o exprimirse un barro. Como pasarse un alto. Como hacerse un piercing. Como sacarse una uña enterrada del dedo gordo del pié izquierdo, despegarse un diurex del brazo, depilarse las cejas o la zona del bikini (¡uy!). Como decidirse por una carrera universitaria. Como hacer una canción. Como subirse a un escenario por primera vez. Igual que subirse a un avión por primera vez.

Simplemente se decide y yá. No puede uno andarse con pusilanimidades que le pueden tomar toda la vida resolver, en el mejor de los casos.

El olvido es tan necesario, tan urgente, tan apremiante. El olvido es la onda. El vivir lleno de urgencias emocionales -las que duelen- es un lujo que no podemos darnos.


gonX

p.d. Estaré, probablemente, ausente un tiempo. Por lo menos en lo que acumulo dineros para pagar la cuenta del teléfono que me ha llegado vencida. Obviamente me lo han cortado. El teléfono. Mi yo emocionalmente dependiente y con baja autoestima les pide que me digan una y otra vez que me extrañarán. ¿Lo harán? ¿Verdad que sí?.

Estoy estrenando.

16 mayo 2005
Meditando y escrutandome este fin de semana -no tuve mucho tiempo y además estuve un poco distraido así que no le pido peras al olmo- me di cuenta de que he hecho algo que, ahora, hace que yo me caiga un poco gordo a mi mismo. ¿Se entendió?

El domingo pasado visitome mi padre y me acompañó a hacer unos tramitillos en el local de venta de teléfonos celulares. La cosa aquí es que entré con las manos vacías y salí con un telefonito nuevo-que-huele-a-nuevo. Y que toma fotos. Me hizo feliz el estrenar. No me daba cuenta aún que estaba siendo víctima del consumismo mas patético y publicitado que puede caber dentro de mi. Eso no lo entendí entonces y todavía hoy no me queda tan claro eso del consumismo. Estoy contento porque mi telefonito nuevo esta bien bonito. Me dijeron que parece de nena, pero es que me tienen envidia. Envidinos.

Unos días despúes la gracia de aquel momento casi -"casi"- se esfuma cuando fuí víctima cruel de mi mismo, de mis gonzaladas, de mis iras, mis complejitotes. Me quedó bien claro el porqué de que el pelos de stroke me llame a veces gonxilla. Y es que lo que leí me puso verde unos dias.

Luego de ese episodio de iracundéz logré calmarme y entender que cada quien ve el mundo a su manera y es libre de criticar y de censurar a su antojo. Pero esa libertad obliga a proponer, a conciliar y a tolerar a los demas y las cosas que tienen que decir.

No estoy enojado. Al contrario. Definitivamente agradezco de todo corazón a aquellos que tienen el valor de señalar lo criticable. Hacen que se corran las cortinas y se diluya esa capita de nata de mediocridadsita que no nos deja ver, a veces, las cosas tal y como son.

Otra vez:

No estoy enojado. Me sentí, sí, por un momento. Pero luego se me quitó.

gonX

Chin pun pan tortillas papas.

14 mayo 2005
O El post de la nostalgia.

Hoy durante el camino de vuelta a casa me acordé del Maguito Rodi, ese que salía en chiquilladas junto a Pituca y Petaca, Carlitos Espejel, Lucerito, Aleks Syntec y otros que el tiempo buenamente me ha hecho el favor de olvidar.

Y es que hace rato me enteré de que, por primera vez en treintaysabecuantos años, el programa En Familia con Chabelo no se transmitirá el domingo próximo. Resulta que al señor le operaron para arreglarle alguna tripa que traia torcida y no actuará para el domingo (todos sabemos que los programas son grabados desde el viernes o el jueves). Entonces me cayó encima la idea de que cuando alguien ya mayorcito es intervenido quirurgicamente por "algo" resulta que empieza formalmente la decadencia de ese alguien porque al operarle ese "algo" se le descubren a ese alguien otros "algos" que hay que operar y así ad infinitum. Y la verdad tengo miedo de que se muera Chabelo. Yo crecí con Él, con Odisea Burbujas y sus monigotes mafufos que eran una rana, un raton medio mamón, una lagartija, un jicote aguamielero disfrazado de abeja y una especie de cientifico medio loco con pelos color zanahoria. También durante mi tierna infancia tuve a mi lado a la Señorita Cometa con todo y su Chivigon y su Koji y su Takeshi. Veía Plaza Sésamo antes de que la agarraran los gringos y la convirtieran en una versión latina/hispana y menos pendeja (¿?) que el mundo de barnieldinosaurio.

Sí. Yo fuí niño de atari, fui sobrino no oficial del Tío Gamboín, de Quinceañera con Thalía, de Amor en silencio con Omar Sepalaverga y una güera medio buenona -buenona ochenterísima-. Fuí niño de gansitos marinela y boing de fresa de triangulito -hoy conocido como tetrapack- en el recreo, de Chabelo los domingos, sopa de letras, Carrusel-Maestra-Jimena y Rogelio Moreno. Veía con mi abuelita todos los días El Precio es Blanco, un programa que, según mis averiguaciones previas, nadie recuerda. Crecí con Ahí viene Cascarrabias, su princesa Amanecer, el dragón zopenco y el bosque de las orquideas susurrantes. La caricatura mas ácida de la historia. Mazinger Zeta me inspiró para ser superheroe, cosa que jamás logré. Me enamoré de Sayaka, la novia de Koji Kabuto. Disfruté, como jamás volví a disfrutar una caricatura, todas las entregas de Robotech y de Voltron. Lloré a moco y lágrima tendidos con Remi y sus andanzas en busca de su madre, y cuando se murió el Señor Vitalis sentí que me temblaban las rodillas y que veía yo mismo una luz al final de un tunel. No comí dos días hasta que mi madre amenazó con su muy peculiar estilo gestapezco introducirme el arroz "de lavativa" -término eufemístico para "o te lo tragas o te lo meto por el culo"-.

Por eso tengo miedo de que se muera Chabelo.

gonX

Como ejotito.

13 mayo 2005
Mi primer examen de la secundaria fué un examen de matemáticas. De conjuntos.

La maestra que impartía esa materia, de quien muy prudentemente me olvidado el nombre, usaba un peinadito muy rarito como de tricornio renacenista que a veces se veía como el sombrero esse todo extraño que usaba Napoleón Bonaparte.

Era una mujer que sufría una paranoia cabalgante que seguramente era provocada por el continuo contacto con pubertos definitiva e irremediablemente pubertos. Además era la mejor amiga de la maestra de español -paranóica también- quien se parecía tremendamente con Chilli Willi, ese pingüinito culey y cínico que salía en las caricaturas del pájaro loco. En uno de sus múltiples afanes por corregir el rumbo torcido de la comunidad estudiantil de aquel entonces, la mentada maestra de matemáticas salió con una genial idea: cubrir con diurecs el resultado de cada ejercicio o problema, quesque para evitar que uno lo alterara despúes y argumentara que se merecía una calificación mayor a la puesta. A lo mejor la maestra de marras no solo estaba trastornada por culpa de los púberes, sino que tal vez tambien era cocainómana -por eso de la paranoia-.

Empezó el examen justo a tiempo. Duró exactamente cincuenta minutos desde que puse mi nombre arriba de la hoja de papel tamaño esquela cuadriculada con cuadritos de los chiquitos hasta que pegué el último trozo de diurecs sobre la hoja de papel tamaño esquela cuadriculada con cuadritos de los chiquitos.

Ese mismo día entregó los examenes calificados puesto que era la asesora del grupo.

Yo, confiado y con una estúpida sonrisita en la cara, recibí el examen tachoneado, rayoneado y marcado con lapiz rojo por todos lados.

Mi primer examen de la secundaria, un examen de matemáticas -de conjuntos- lo reprobé como ejotito.

"Y firmado por sus papás para mañana".

gonX

"Árbitro: Chinga tu madre hijo de puta, putísima"

12 mayo 2005
Hoy grité con todo lo que dan mis pulmones. Grité porras. Grité groserías. Grité muchísimas veces "no maaaaaaa......" que es la onomatopeya de la frustración. Le grité muchísimas veces mas al árbitro que era un hijo de puta, putísima. Y de paso se colaron entre mis delicadezas lingüísticas una que otra mentada de madre a los once enemiguitos vestiditos de moradito bien bonito (¿?). Había uno que no se conformó con vestir uniforme purpúreo sino que además, orgulloso, se calzó zapatillas rojas. Zapatillas de futbol, claro, aunque eso no le quitó lo... lo.... lo...

Fuí testigo de como la desesperación causa mucho dolor, sobre todo en las piernas del rival, porque de puro coraje aquellos, los frustrados, se dedicaron a tirar patadas. Yo hubiera hecho lo mismo.

Si yo fuera balón de futbol me gustaría estar en el fondo de la portería de los rivales.

Los Pumas se caen a pedazos y muy probablemente hoy fuí un gritón testigo más del fin de una era, del ocaso de un reinado maravilloso, de la extinción de una luz que guió e iluminó los corazones de muchos que, como yo, somos y seremos fans. Nos hicieron felices.

Gracias, de todo corazón, a Hugo y su gran gran gran equipo.

gonX

p.d. Sometimes you can't make it on your own nos dicen los iutú. A veces, uno nomás no puede solo.

Es que ví el video de esa rola y me gustó porque las historias de padre e hijo me conmueven.

El mas crudo y profundo autocuestionamiento de la historia.

10 mayo 2005
Hoy me di cuenta de que me gusta opus noventaycuatro.

¿Me estaré haciendo viejo?

gonX

Rompiendo records.

Un post mío acaba de llegar a un record de comentarios: cinco.

Cuando nació este blog su finalidad era la de un espacio mas para decir cosas. Cosas que no puedo sacar de dentro de mío ni por mi música ni por mis palabras en soliloquios abusivos ni por mis dialogos platonicos con el resto de la humanidad. Este era EL espacio. Muy íntimo, muy privado, muy solitario, muy yo.

Todo cambió en cuanto empecé a visitar los blogs de los demás seres de este planeta. Uno de los primeros que visité ostentaba posts con veinte o mas comentarios y me frustré.

Después, platicando con
la pitoniza de los blogs, me enteré de que flotando entre el mar de blogs hay solo algunos, contados con los dedos de una mano -y sobran dedos-, verdaderamente famosos y entonces me enteré de que no todos tenemos la dicha de, en primera, ser mujer y, en segunda, ser blogera.

Comencé entonces a pensar en que un blog nace para tener éxito -y aquí aflora el gonX competitivo- y que el éxito de un blog se mide en número de comentarios a los posts de ese blog. Miré a mi blog y su promedio de dos comentarios por post y me dio un poco de tristeza, porque pensé que las cosas que digo y las que tengo que decir solo interesan de veras a tres y a veces a cuatro personas que asiduamente visitan, leen y comentan.

Pero me equivoqué. Razoné a tiempo antes de pegarme un tiro en la cabeza o aventarme desde la azotea de la torre latino o recetarme el disco entero de big broder tres erre vía audífonos a todo volumen. El éxito de un blog lo definen su coherencia, su contenido, su finura. Si mis letras llegan, conmueven, provocan, contagian, sintetizan, aclaran y sobre todo provocan la conexión entre este gonX y las(los) lectoras(es) he logrado EL objetivo, por cierto, no planteado en el momento del parto de este blog.

Así que alegremente acepto mi desafiante sino y le concedo a las fuerzas sobrenaturales la razón de que este blog sea undergraund: un blog de culto. Un blog con mas de veinte comentarios en sus posts ya es un blog comercial.

No es cierto.

gonX

El método.

05 mayo 2005
Se levantó a las seis con quince como todos los días. Con el puro tacto encontró las pantuflas al pié de la cama porque, además, justo ahí las había dejado al acostarse como todas las noches.

Sentada en la cama se rascó con la mano derecha la cabeza. Dormía sola y nadie la iba a ver en el transcurso de su cama al baño porque iba a darse un duchazo que duraría catorce minutos contados, como cada mañana, pero aún así se cubrió el cuerpo semidesnudo con una bata de baño, la misma bata de baño hoy descolorida y deshilachada por culpa del desgaste, del uso diario, del uso rudo, del uso. Eso no impidió que se alisara el pelo cuidadosamente en cuanto terminó de rascarse la cabeza con la mano derecha. La misma mano derecha que desde hacía ya una cuenta incontable de días venia haciendo lo mismo.

Tenía también un método para limpiar su cuerpo bajo la regadera. Jabón para el cuerpo empezando por el brazo derecho, despues el izquierdo, luego los senos. la barriga, el pubis y su sexo, pierna derecha, pierna izquierda, las nalgas a dos manos y al final los pies en ese mismo orden. Enjuagar. Champú para el pelo. Enjuagar. Jabón para la cara, orejas y cuello. Enjuagar. Acondicionador para el pelo. Ese se quedaba un minuto ahí antes de enjuagar, porque así decía el envase. Enjuagar.

Secó su cuerpo en orden inverso a como lavó. Se vistió con las ropas que había preparado desde la noche anterior y no discutió consigo misma porque no dudó en usar esos zapatos negros porque, aunque le aprietan, así lo habia decidido.

No desayunó porque jamás lo hacía. Al menos no desde los tiempos que podía recordar. Abordó su automovil, se puso el cinturon de seguridad antes de arrancar el motor y con cuidado salió en reversa del garage de su edificio y se internó en el tráfico de la mañana como cada amanecer.

Se detuvo con pié firme en el pedal del freno en el segundo semáforo que encontró en su camino porque estaba en rojo. Podríamos decir que tuvo suerte porque le tocó estar hasta adelante y tuvo cuidado de no pisar con las llantas las lineas de cruce de peatones.

Esa madrugada Él salió con su camioncito lleno hasta el límite de lo razonable de verduras que acababa de comprar en la central de abastos. Venía manejando aceleradamente porque se le hacía tarde para llegar a abrir su negocio: una recaudería al sur de la ciudad. Su camioncito iba acelerando y frenando sin pudor y esquivando los autos, los taxis, los microbuses y los peatones que poco o nada saben de civilidad o conducta vial.

Nadie le avisó, porque nadie sabía, que justo antes de llegar a ese semáforo sus frenos fallarían.

Desde lo lejos vió a esa mujer en ese auto en primera fila de ese carril. Sonó el claxon mil veces. Accionó las luces altas otras mil veces. Intentó frenar con motor pero su caja de velocidades, vieja ya, no lo ayudó en ese momento. Cerro los ojos.

Ella murió, por primera vez en su vida.

El miedo.

04 mayo 2005
Leyendo un cuento de Lovecraft hace ya un par de años entendí la diferencia que alguien marcaba entre el terror y el horror.

Entendí porqué lo de su espíritu atormentado y sus andar extraño por esta vida. Y es que, teniendo esas ideas en la cabeza, uno no puede ir así, tan campechano sonriendole a todos y a todas.

Cuando en las montañas de la locura empezaron a pasar esas cosas que solo pasan en las novelas de verdadero horror, en las novelas de Lovecraft, no pude evitar el ligero escalofrío que levantó como púas los pelos de mi espalda, cuello y brazos. Tuve que cerrar el libro y un extraño reflejo, tal vez producido por esos hábitos instintivos heredados por nuestros ancestros primates, hizo que volteara la cabeza a ver si no había nada ahí atras de mi.

Hoy me pasó algo parecido. Llegué a casa muy de noche. Habia sido un día arduo de talacha, preparativos, planeación y discusión en la casa de los vientos -chemo incluido- y tenía hambre. Como ya había estacionado el corcel blanco que transporta mi dolor en su lugar habitual, se me hizo fácil simplemente caminar hasta el oXXXo mas cercano. Unas cuatro cuadritas.

De vuelta a casa y después de haber hecho las compras caí en la cuenta de que un tramo del trayecto estaba tenebrosamente a obscuras. Inmediatamente ese extraño sentir de mariposas en la barriga me invadió y, obviamente, todos mis sentidos se agudizaron preparandome para la batalla -o la huida-.

Inconsientemente callé las monedas que tintineaban dentro de los bolsillos de mi pantalón y presté excesiva atención a los sonidos de las calles de mi colonia a la una de la madrugada.

Lo que me temía sucedió. Escuché detras mío un crujir como de hojas pisadas por algún paso apresurado. Mis manos se crisparon, seguramente mi rostro se endureció y mis rodillas temblaron. -Ora si güerito, ya valió madre- pensé que me diría el malhechor, que hasta el momento solo habitaba en mi imaginación.

Con mas valor que inteligencia giré la cabeza para confirmar de una buena vez mi horrible destino. Me sentí ridiculo. No había nadie. No había nada.

Tres minutos despúes entré a la casa aún tembloroso pero listo para disfrutar de un café calientito y un panecillo poco nutritivo y cargado de azucar, pa'l susto.


gonX

Mermelada, cajeta, miel de maple o de abeja.

03 mayo 2005
He sido profundamente conmovido hoy por un guión fantástico y por un director que llega a veces a caer gordo por lo minucioso y perfeccionista pero al que jamás dejaré de admirar por ser uno extremadamente sensible y suficientemente entendible.

Me enseñó que lo mas importante en esta vida es legar. No importa si se heredan a la humanidad ideas escritas, obras plásticas, ideas habladas, hijos o simplemente historias, sueños.

También ví como amorosamente un hijo llevó a su padre al fin de su existencia, cargandolo en brazos y dejandolo ir con la libertad de quien se sabe entendedor y y de quien se sabe entendido pero sobre todo creyentes ambos de la verdad del otro.

No me perdí en ningún instante del hilo fundamental de la historia ni de lo conmovedor y complejo del argumento con todo y las múltiples interrupciones a las que se vió sometida la proyección.

Una llegada intempestiva y huracánica -y aqui me acuerdo de lo que leí en el blog de la melcocha acerca de los meteoros caribeños y sus exóticos nombres- de familiares incluida la revisión obligada de la compra recién.

Una ida a comprar leche.

Otra ida a comprar leche.

Un ataque de pánico colectivo por no tener ni idea de los mecanismos de castigo medieval a los que se vería sometida la titular de la tarjeta del videoclub por devolver la película-en-formato-que-se-ve-re-chido al día siguiente, o sea, mañana.

Una llamada telefónica al mentado videoclub para averiguar la pena no-capital, entre otras complicaciones y castigos, de las que será víctima la titular de marras.

Una estruendosa pero deliciosa y reconfortante preparación de los jotquéics culpables de las idas a por leche. Nos los antojó el tipo de la película que desayunaba en la cama un altero obsceno de jotquéics con muchisima miel de maple y muchísima mantequilla. Se veían como los de la negrita, esponjaditos, lijeritos y deliciosos.

Pero sobre todo aprendí hoy que, aunque me pregunten mil veces si los quiero con mermelada, cajeta, miel de maple o de abeja, siempre los preferiré con cajeta. Si es envinada mejor.

gonX