mucho gusto.

Les suplico, amables, léidos y escríbidos leitores, que corrijan mis faltas de ortografía. Si algo me apasiona hoy son los vericuetos y filigranas de las reglas ortográficas, por ejemplo: ¿en qué momento se usa mayúscula en el artículo Él y cuándo no?

muchas gracias

gonX

No tengo ni idea de donde leí o escuché eso pero justo hoy que manejaba sobre canal de miramontes a las 3 y media de la tarde con un calor de mierda y un trafico diabólico me llegó como un fogonazo a la mente y al corazón porque me dí cuenta que mi soledad junto a la soledad del automovilista de junto no logrará jamás hacer una compañia que alijere la pesadez del tránsito por estas calles de Dios.

Y si usted es avispado se dará cuenta de que no he usado una sola coma. Libre albedrío se llama. ¿no?

gonX

Ojalá fuera yo Victoria Abril, o Penélope Cruz, o Cuauhtemoc Blanco, o Hugo Sánchez, o Bono, o Paco Stanley, o un Torres X en las rocas, o una droga dura, o tu madre consolandote por la noche, o T.V. por cable, o tus abuelos, o un taco de carnitas, o el metro de la Ciudad de México vacío, o una michelada a las 12 del día del domingo de la final Pumas V.S. América, o un atardecer en Chichén-Itzá, o un viaje a Barcelona, Lisboa o el Tíbet, o un iPod de 80 gigas, o una Grand Cherokee, o un Big muff Pi, o la trilogía de Volver al Futuro, o un Ampeg de bulbos, o la salud de tus Padres, o un boleto de avión sin regreso para La Habana, o la independencia que buscas desde hace años, o un departamento nuevo y amueblado en la Condesa, o el antiguo amor de la secundaria, o un sope de bistéc con queso, o unos tenis nuevos, o tus hijos a tu lado, o la tarea del resto de tu vida, o un campeonato más de los Pumas, o a AMLO presidente y a CSG tras las rejas, o el valor para mandar todo al diablo para aliviar tu pena.

gonX

Uno, cuando lee, se encuentra con muchísimas alegorías que remiten al vuelo. De las aves, de las almas, de las personas, del corazón. Una noche sin lluvia de septiembre yo volé y volé muy alto.

Sin miedo a los baches en las pistas y con mucha confianza en la pericia del piloto de esa linea aerea de bajo costo, cuyo avión no tenía goteras ni moscas en su interior, con sobrecargos de cabellos restirados, mucho maquillaje y voces empalagosas que ofrecían bebidas y tentenmpiés a los pasajeros que a esas horas volaban conmigo, me arrellané en mi asiento diminuto e hice de mi sudadera azul un émulo de almohada e intenté dormir.

Me resultó imposible.

No es la primera vez que viajo en avión, y se que no será la última, pero el por qué no pude dormir es algo mucho mas lindo que una simple sensación de vació en el estómago al despegue y que se parece al traqueteo de una montaña rusa. Resultó que por primera vez me di cuenta de que cuando uno se sube a un avión y este logra su altitud de crucero, que son como diez kilómetros por arriba de la superficie de la tierra, uno se siente en realidad más cerca del cielo que del piso.

Me sentí junto a aquellos que, según la creencia popular (judeo-cristiana y sus variantes) viven ahí en formas etereas y que nos vigilan y nos cuidan los sueños y los caminos.

Los extraño mucho a todos.

gonX

Para que no se me olvide hacia donde está el norte.

Por un desafortunadísimo error de dedo perdí absolutamente toda la "personalización" que tenía la plantilla de este blog.

Así que tendrán que esperarse a que recoja la paciencia que quedó derramada en el suelo como el agua del cántaro que de tanto ir a la fuente terminó roto para que vuelva a quedar todo como estaba.

Lo triste es que nunca se me ocurrió hacer un bobo respaldo de mi plantilla.

gonX

No se si se han dado cuenta del extrañísimo fenómeno que se viene dando en la comunidad blogueril, pero la onda es que este espacio está en franco abandono.

Por mi cabeza no circula ni se desliza ninguna idea que me pueda llevar a resolver el misterio.

Yo intento todos los días escribir algo, pero no puedo. No tengo todavía bien claro el por qué, pero sucede. A veces creo que las cosas que estan acontenciendo en estos días, que son abrumadoras, son de esas que ya no dan ganas de divulgar tan a lo aventurado, y tal vez porque la comunidad blogueril salió del ciberespacio y la trasladamos, algunos, al espacio real, al espacio de la convivencia entre seres humanos de carnita y hueso (y lípidos algunos), y muchos preferimos usar ahora el teléfono o el mensajero o el cafesito para contar nuestras cosas teniendo la certeza de que, en efecto, alguien nos escucha.

Sin embargo aquí estoy: tratando no de rescatar al náufrago, sino achicando el bote para que no se hunda.

¿Lo lograré?

gonX