mucho gusto.

Idas y venidas de ideas en desorden.





Los deseos -los buenos y los malos- tiran de mí en ochenta direcciones todas contrarias entre si y creo que al final me iré siguiendo ese -deseo- que genera un impulso destructor.

Y destruir no significa dejar escombros y heridos y muertos.

Y otra vez no usé comas.

Y tampoco se azoten.

Y ya voy a dejar de escribir (posts crípticos).
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