Pescaditos.

Viernes de junta de trabajo super extensa y de desvelada apocalíptica haciendo una prueba de sonido eterna que acabó con la paciencia de todos y terminó en un moka y un latté vainilla del oxxo de bombas casi esquina con cafetales -el que está junto al Fe de Ciegos, antro de mala muerte y de pésimos recuerdos- con gratísima compañía.

Sábado de academia. Clases de diez de la mañana a dos de la tarde. Comida: Dos rebanadas de pizza fría quedada desde el jueves. Recuperé una hora preciosa de sueño a media tarde. Baño, desodorante, perfume, peinado a la moda, ropita rocker-fashion, botas vaqueras made in León, Guanajuato. El lugar vacío, pero con la promesa -que jamás se cumplió- de quedar atascado de gente lista para celebrar el cumpleaños de una tal Mariana, y de refilón, el de Karen Bulnes. Todo terminó con un gran show -como de costumbre- y con un palomazo tremendo -les juro que no quería lucirme, de veras-. La onda bajó de intensidad por ahi de las tres de la mañana cuando mi alma se fué en un taxi acompañada del hermano y del exnovio inocuo. Cuando volví al foco del reven éste estaba casi terminado. El resto de la noche se fué entre dormitar un poco, cuidar las leves borracheras de los asistentes que quedaban y en reir harto al fungir, una vez màs, como el Rey de los Retos.

El sueño me pudo alcanzar cuando estaba amaneciendo y los pajaritos cantaban alegres en sus niditos. Eran las seis de la mañana.

Hoy, a las dos de la tarde, me di cuenta de que era ya domingo y me levanté de la cama. Me vestí con ropa limpia, me bebí un vaso de agua acompañado de un analgésico poderoso y salí con rumbo suroeste a casa de los tios, donde comí un pescadito al vino blanco delicioso y un empapelado antológico.

Ya estoy viejo para esto.

gonX

Esto fué escrito el 12 marzo 2006 a las 10:34 p.m..