mucho gusto.

Idas y venidas de ideas en desorden.





Noche de espantos.

De la lejana infancia de los ahora treintañeros, como yo, traigo a la mesa los recuerdos de las noches de espantos.

Mostros peludos y babeantes escondidos bajo la cama. Orugas espinosas y muy muy venenosas agazapadas en un rincon obscuro del closet de Papá. Animales salvajes, peligrosísimos por cierto, acechando tras la cortina de la regadera.

A estas alturas de la vida todos sabemos que, por lo menos en las casas de nosotros que vivimos en una ciudad, no hay ni habitan ni nos vienen a visitar los mostros o las orugas o los animales malos. Para nosotros hoy la noche de espantos arquetípica es una en la que "alguien" malcopea y termina liandose a golpes con un valet, o una en la que te das cuenta que un par de maleantes rompieron un vidrio de tu auto para poder entrar y robarlo entero o por partes.

Esas noches de espantos sí que son reales, así que andense con cuidado. Los quiero.

gonX
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Siendo las 8:49 p.m., Blogger Nacho dijo...

También las hay de apariciones repentinas del pasado.

Ahh que pelos dejan...

no?    



Siendo las 3:57 p.m., Blogger Pami Yasbeck dijo...

Esas noches de terror también son parte de mi haber, prefiero mil veces recitar las "palabras del monstruo" para que éste no salga del ropero (jajaja, puse ropero porque si no hubiera quedado "salir del clóset").    



Siendo las 8:11 p.m., Blogger María dijo...

y si a esos le sumas los propios, los que nos andan rondando to el tiempo cabeza y tripitas...    



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