mucho gusto.

Idas y venidas de ideas en desorden.





Adicto.

Dura. Concreta. Rasposa. Inflexible. Satanizante. Lapidaria. Absurda. Condenatoria.
Así suena esa palabra.
Y es que, chale, desde que empecé este mitote del blog no he dejado de pensar y pensar que carajos poner y como, que fotos subir, a quien balconear. Cada cosita que sucede en mi ruinoso viaje por este plano existencial me provoca ganas enormes de ponerme a escribir como poseso.
¿Quién en su sano juicio diría que eso está mal? Al contrario. Hacia tiempo ya que no salían de mis dedos -o de mis labios- más que improperios marca chalan de talachas "el mofles". Hoy todo cambió. Hoy salí mas o menos tarde de casa en un tour a la zona rosa en busca del contador perdido y sus reliquias hacendarias, nomas pa' ponerme al corriente con el fisco y que despues no me estén correteando.
Todo empezó mal. Ni una maldita combi que me llevara por 3 pesos (¿o doscincuenta?) al metro ceú y de alli a balderas pa' transbordar y acabar mi viaje en la glorieta gloriosa de insurgentes donde alguna vez repartí panfletería perrrrredista. Chale.
Decidido a llegar a toda costa y en medio de un cambio de planes al vapor abordé el primer micro que me llevara a la estacion de tren lijero mas cercana: Estadio Azteca. Que bestialidad. Alarmante. Rios de gente. Que digo rios, mares de gente. Que digo mares, Tsunamis de gente. Ahi recordé el calendario del futbol mexicano y su ya clásico "clásico nacional". Va. Armado de valor -aunque no hubiera estado mal armarme de una resortera y una tapa de cacerola como escudo- decidí caminar contra la horda de hunos americanistas y logré subir al mentado tren lijero, que de lijero no tenía nada.
Taxqueña. Tasqueña. Tacskeña. Sepalachingada. Mis disertaciones del medio día me llevaron a pensar en una mujer oriunda de Taxco, Guerrero, sitio oficial de la venta de plateria en México.
En eso estaba yo cuando me dí cuenta que llevaba mas de diez minutos en el vagon y este no se movia ni pa'tras ni pa'lante. De pronto por los altavoces agilmente y estrategicamente distribuidos (estoy siendo sarcastico je) por la estacion rezaron como en día de corpus: "Señoresusuarioselescomunicaquelservicioestálentodesdetaxqueñasta.... tacubaporfavortomesusprec..." y ahi las palabras del tipo se hicieron inaudibles porque fué víctima de la rechifla mas sorprendente que he oido desde la que le armaron a Zedillo en uno de sus informes presidenciales.
Ok. Festejé por dentro que aun somos capaces de gestar algarabia aún ante las circunstancias mas apremiantes. Yo no tenía ni un pedo por llegar tarde, pero mas de uno de mis conciudadanos avecindados en tatskeña podia perder el trabajo por un retraso como esé que se presumía epopéyico, o alguna señora de carnes abundantes y flaccidas pudo haber dejado a su crio abandonado a la puerta de la primaria por culpa de algun pobre atormentado que se tiró justo ese dia justo a esa hora a las vías del metro queriendo huir de la peor forma de este mundo.
Veinte minutos en cada estacion desde tapsquegna hasta chabacano (en portales fueron como diez y en ermita como 5). Cristo se quedó corto en su viacrucis. Me cae. Despues de ahi todo estuvo de pelos. Lo unico que sobró fué el calor, porque hasta eso parece ser que este dia todos lo eligieron para bañarse y el metro no olia a feo.....
Llegué a mi destino felíz de caminar por la zona rosa al medio día solito viendo nenas de dudosa labor y uno que otro polecía panzón.
No me recibieron. El contador de numeritos se había fugado con su asistente de muy malos bigotes y ni idea de su paradero. Regresé por la ruta mas lógica, la del plan original que es insurgentes-balderas-ceú-combi-casa y en el camino unos canchanchanes de doña martita zzzagún me regalaron la flamante guía para padres en tres tomos.
Pa limpiarse la cola.
Mañana toca otra tragedia griega en formato defeño.
Ahora si tomo fotos. Lo prometo.
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