mucho gusto.

En un principio todo fué antranilato.

Después, triptófano sintetasa, indol-3-glicerofosfato y serina.

Al final gliceraldehido-3-fosfato y triptófano.

Curiosamente el triptófano -bueno, no tan curiosamente- es el precusor de la serotonina (previa acción de una oxigenasa y tetrahidrobiopterina que resulta en 5-hidroxitriptófano), EL neurotransmisor.

La serotonina es vital para que no nos apachurremos y nos arruguemos como pasitas cuando hace frío y está oscuro. También hace que podamos lograr pasar mucho tiempo a solas sin deprimirnos. Y lo más importante: en primavera nos pone como pubertos calenturientos.

Se le llama también "Hormona del Placer" porque después de cada orgasmo se liberan litros de esta cosa en nuestros cerebros dejandonos lisitos lisitos y bien sonrientotes llenos de placer y tranquilidad.

Cuando la serotonina se reabsorbe se liberan muchas otras hormonas que ayudan al crecimiento y a muchas otras cosas buenas y felices.

¿Quién quiere triptófano?

gonX

Caperucita Roja y El Príncipe Azul se casaron.

Tuvieron un hijo morado.

Estoy leyendo un librín bien sabroso de reglas ortográficas y gramaticales y me abrumo. Sin acento, porque está en presente.

No se por qué me da a veces como que la onda obsesivita y me pongo a tocar horas o a bajar gigas de rolas durante días o a comer kilos de chocolates o pan dulce del walmart... la onda es el atracón selectivo.

Total. Prometo aprender mucha ortografía para que el día que escriba los guiones que traigo en la cabeza nadie me los rechace porque escribí zanahoria con ese y sin hache en lugar de con zeta y con hache aunque no se pronuncie.

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¿saben qué?

Reflexioné hoy por la tarde gracias a la súper plática coyoacanera y me di cuenta de que tengo EL poder. Me metí a la matríz como el Neo y descubrí el verdadero significado -y también la responsabilidad y el compromiso y el objetivo- de escribir y que me escriban, como dice la bombón.

gonX

Los deseos -los buenos y los malos- tiran de mí en ochenta direcciones todas contrarias entre si y creo que al final me iré siguiendo ese -deseo- que genera un impulso destructor.

Y destruir no significa dejar escombros y heridos y muertos.

Y otra vez no usé comas.

Y tampoco se azoten.

Y ya voy a dejar de escribir (posts crípticos).

Me siento como Neo el de matrix esquivando balas y ya me estoy cansando.

Y no es pa' que se azoten, conmigo azotandose basta.

Cuando era muy chavito veía chespirito en la tele. No me acuerdo si salía en el dos o en el cinco, pero lo veía. Mis lejanos recuerdos me llevan a las noches de merienda de café con leche y galletas marías con cajeta coronado.

Hasta después de mucho tiempo entedí la bobada esa de "no hay de queso, nomás de papa" y, para ese entonces, ya no tenía ninguna gracia. Lo que sí entendí en su momento fue lo "de dígame licenciado- licenciado- gracias, muchas gracias-" y hasta ahí.

Eso, desde aquellos lejanos tiempos, me parecía una pendejada y me chocaba que mis bobísimos compañeros de la primaria (pública, a mucha honra) se mearan de la risa imitando al Chaparrón Bonaparte (¿?) y a su amigote Lucas (¿?) diciendo esas sandeces.

Lo que sí disfrutaba de ese programa era el chapulín colorado. Se me hacía el heroe mexicano por excelencia: torpe, aguerrido, inocente, bruto y seductor. Como se suponía que debía ser la competencia mexicana al supermán que nos vendían en el cine, solo que en lugar de tener traje de neopreno el del chapulín era seguramente de poliester. Pero eso sí: rojo.

Luego sacaban unas ondas rarísimas como entremeses cervantinos o sabe qué y los actores de planta de ese programa dejaban sus personajes de cajón y se ponian a armar historias de vaqueros... mi memoria no da para más.

En una de esos insertos raros, pésimamente actuados o, mejor dicho, sobreactuados, una vez escuché una frase que se me hizo realmente simpática. Sigo recordandola y, ocasionalmente, me hace sonreir el hecho de que una bobada tan chespiritesca me cause gracia.

No te arrugues cuero viejo que te quiero pa' tambor.

gonX

Desde que me acuerdo el día en el que los Reyes Magos llegan ha tenido un significado muy especial, incluso mayor al de la noche buena o mi cumple.

En mi memoria aparece perfectamente claro el despertar muy temprano y muy emocionado por la espectativa de encontar juguetes en las escaleras porque, en mi casa, los Reyes dejaban los juguetes en las escaleras y no en el árbol de navidad como en otras casas.

De las entregas de los Reyes la más antigua que recuerdo consistió en un paquete que traía un bat, una manopla y una pelota de besibol. También me acuerdo que una vez me trajeron un carrito al que lo hacía andar bombeandole aire -rarísimo- y otra en la que trajeron un spiro.

Pero la entrega que más disfruté fué una en la que los Reyes me trajeron una bici igualita a la Elliot, el niño que se encontró a un extraterrestre en su jardín a principios de los ochenta. Ese mismo día la estrené estrellandome contra el poste de la esquina de mi casa... y eso que ya sabía andar en bici. Esa bici la pedaleé muchísimos años hasta que crecí y la dejé abandonada.

Luego, por la tarde, era LA onda partir la rosca de Reyes con mis papás o los abuelos o los tios y la raza que se juntara para la ocasión. Luego todo era chacota y reir muchísimo recordando cuando mi abuelo se escondió el mono bajo la lengua toda la noche para escapar de la tamaliza. Así era cada año. El chocolate era delicioso preparado por mi abuela o por la tía que bloguea o por el primo barbado a últimas fechas.

Este año, por primera vez, no partí mi cacho de rosca y eso me parte a mí.

Les debo la oportunidad de haberme sacado el mono.

gonX

De entrada me parece una mamada hacer del año nuevo el pretexto para empezar a hacer bien las cosas o, de menos, empezar a hacerlas.

Y ni hablar de los propósitos de año nuevo.

Sí se vale agarrar el fin del año como pauta para cerrar ciclos o como referencia para un futuro cierre de ciclos, pero de ahí a enumerar propósitos y tal...

No estoy en contra de los deseos de las uvas. Es más, ni siquiera estoy en contra de la sidra con todo y que me destruyó la panza y me hizo sentir fatal los primeros minutos del dosmil siete. Me encanta abrir las botellas de sidra porque hacen un ruidito fantástico. Me imagino que es champán.

Hoy, el segundo día de trabajo en esta escuelita donde laboro, se hizo la primer junta de directores del año y empezó precisamente con el mismo choro: los objetivos que se van a plantear no son por obra, gracia e inspiración del año nuevo, sino porque son la consecuencia directa de lo que hicimos y de lo que dejamos de hacer los últimos meses. Shalaá.

Todo muy bien. Un poco de tensión, un poco de reclamos, un poco de aclarar cosas y al final todos contentos y muy emocionados por lo que va a pasar ya en estos días por aquí. Los planes parece ser que ahora sí van a funcionar.

El problema es que salimos ya bien tarde de la junta esa y yo estoy tan hambriento pero al mismo tiempo tan cansado que soy capaz de pasar al oxxo a comprarme unos burritos y unas pringles verdes en lugar de esperarme a llegar a casa a calentar el recalentado o de perdis preparar unas quecas con el queso que trajo Papá de Arteaga y comermelas con la salsa que compramos en el microbarrio chino que está por el eje central.

gonX

Si uno quiere pasarse una navidad entre tibia y calientita sin abrigarse mucho, es más, con la menor cantidad de ropa posible y abrazando a su querida(o) mientras en la mano libre se tambalea una copa de tintorro o un oldfashion con un etiqueta negra en las rocas y preparando el ambiente para el empiernamiento del año pero se está a más de ochocientos kilómetros de la playa mas cercana y a quince de Saltillo, Coahuila, a un paso de la sierra congelada y a cero grados, lo unico que tiene que hacer salir a comprar el gas para los calentadores portátiles y para la estufa.

Con eso se asegura que se le calienta hasta la habitación más fría y el temperamento más gélido nomás de ver los depósitos del gas de marras.

Nomás vea:


Y, si tiene Ud., amable lector, lectora, alguna duda de la veracidad de esta foto, nomás chéquese esta:



Gracias, ComVicSA.


gonX

Me siento tan ñoño blogueando el primero de enero...

Y tengo que resistir la tentación de bloguear los incidentes de la cena-uvas-abrazos de esta noche.

Así que, si no les importa, me voy a dormir.

Un beso. Un abrazo.

gonX